Suele decirse que sólo hay dos formas de hacer las coas: bien o mal. Y yo digo que no hay dos, hay tres: se puede hacer mal, se puede hacer bien, o puede sencillamente no hacerse, con lo cual ni lo haces bien ni lo haces mal.
La reflexión viene a colación de las declaraciones que ha realizado el diputado zaplanista que se le ha colado a Camps en las listas al Congreso por Castellón, Miguel Barrachina, en las que critica las obras de la variante de la carretera N-340 en el Baix Maestrat, unas obras que, por otra parte, están a punto de comenzar.
En primer lugar, Barrachina se opone al inicio de las obras porque se está convirtiendo ya en una norma que el PP se oponga a todos los proyectos que ejecuta el Gobierno de España, llámase variante del Maestrat, desdoblamiento de la N-340 en la Plana, desaladoras, etc. Sólo quiero recordar que cuando iban a salir a adjudicación los proyectos del AVE Valencia-Castellón, a González Pons no le parecía bien el trayecto y propuso modificarlo; el Ayuntamiento de Castellón tardó dos años en ceder un solar para que el Ministerio del Interior construyese la nueva comisaría; y el mismo Ayuntamiento de Castellón tardó casi dos años en conceder licencia para que el Gobierno de España iniciase las obras de remodelación del antiguo Banco de España en Castellón para ubicar servicios de la Administración General del Estado. Sólo a modo de ejemplo.
Ahora que están a punto de comenzar las obras de la variante del Maestrat, el diputado zaplanista Miguel Barrachina pide que se detengan las actuaciones porque el trazado atenta contra el suelo agrícola. Y dice el parlamentario del PP que las cosas se pueden hacer bien o mal, en referencia a este proyecto. Y añado yo que además de hacerlas bien o mal, pueden no hacerse, como nos demostró el PP a lo largo de los ocho largos años que gobernó en España. Barrachina no hubiera caído en el error de ejecutar ni mal ni bien las obras, porque sencillamente no las ejecutaba. No ejecutó la variante del Maestrat, ni el desdoblamiento de la N-340 entre Castellón y Oropesa, ni el desdoblamiento de la variante de Castellón, ni la comisaría, ni cuarteles, ni la remodelación del Banco de España, ni la oficina de extranjeros, ni el centro de atención a mujeres maltratadas, ni el AVE, ni la consolidación del embalse de Arenós, ni las obras de su plan hidrológico. Nada. Claro, y así es imposible hacer las cosas mal. Sencillamente no las hacían y se evitaban errores.
La reflexión viene a colación de las declaraciones que ha realizado el diputado zaplanista que se le ha colado a Camps en las listas al Congreso por Castellón, Miguel Barrachina, en las que critica las obras de la variante de la carretera N-340 en el Baix Maestrat, unas obras que, por otra parte, están a punto de comenzar.
En primer lugar, Barrachina se opone al inicio de las obras porque se está convirtiendo ya en una norma que el PP se oponga a todos los proyectos que ejecuta el Gobierno de España, llámase variante del Maestrat, desdoblamiento de la N-340 en la Plana, desaladoras, etc. Sólo quiero recordar que cuando iban a salir a adjudicación los proyectos del AVE Valencia-Castellón, a González Pons no le parecía bien el trayecto y propuso modificarlo; el Ayuntamiento de Castellón tardó dos años en ceder un solar para que el Ministerio del Interior construyese la nueva comisaría; y el mismo Ayuntamiento de Castellón tardó casi dos años en conceder licencia para que el Gobierno de España iniciase las obras de remodelación del antiguo Banco de España en Castellón para ubicar servicios de la Administración General del Estado. Sólo a modo de ejemplo.
Ahora que están a punto de comenzar las obras de la variante del Maestrat, el diputado zaplanista Miguel Barrachina pide que se detengan las actuaciones porque el trazado atenta contra el suelo agrícola. Y dice el parlamentario del PP que las cosas se pueden hacer bien o mal, en referencia a este proyecto. Y añado yo que además de hacerlas bien o mal, pueden no hacerse, como nos demostró el PP a lo largo de los ocho largos años que gobernó en España. Barrachina no hubiera caído en el error de ejecutar ni mal ni bien las obras, porque sencillamente no las ejecutaba. No ejecutó la variante del Maestrat, ni el desdoblamiento de la N-340 entre Castellón y Oropesa, ni el desdoblamiento de la variante de Castellón, ni la comisaría, ni cuarteles, ni la remodelación del Banco de España, ni la oficina de extranjeros, ni el centro de atención a mujeres maltratadas, ni el AVE, ni la consolidación del embalse de Arenós, ni las obras de su plan hidrológico. Nada. Claro, y así es imposible hacer las cosas mal. Sencillamente no las hacían y se evitaban errores.
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