dilluns, 22 d’octubre del 2007

Fabra pide 52 millones

El alcalde de Castellón, Alberto Fabra, ha reunido a los diputados y senadores de su partido, Fernando Castelló, Carlos Murria, Andrea Fabra, Juan José Ortiz y Miguel Barrachina, para tramitar enmiendas a los Presupuestos Generales del Estado por valor de 52 millones de euros destinados a la ciudad de Castellón. En primer lugar, Fabra se equivoca de interlocutores. Como presidente local del PP puede proponer enmiendas, pero como alcalde debe dirigirse a los responsbles de cada departamento del Gobierno a los que reclama inversiones, o a sus representantes de Castellón.
En cualquier caso, hagamos un repaso a las inversiones que reclama Fabra:
1- Financiación para el desdoblamiento de la N-340, el mismo proyecto que él ha paralizado durante dos años por un repentino cambio de postura después de la victoria del PSOE en 2004. Desde entonces el acuerdo de 2003 sobre el trazado de la N-340 ya no era válido.
2- Financiación para la comisaría de Castellón. La misma que él paralizó durante casi dos años, el mismo tiempo que tardó en decidirse a ceder un solar al Ministerio del Interior. Un proyecto, por otra parte, que ya está en marcha y que en 2008 será una realidad, no precisamente gracias al PP, que durante sus gobiernos ni siquiera se planteó la necesidad de esta dotación.
3- Financiación para la Ciudad de las Lenguas. El PP monta una fiesta y le pasa la factura al vecino. ¿Qué hay que financiar de la Ciudad de las Lenguas? ¿Existe un proyecto? Hace dos años que se nombró al ex alcalde responsable de materializar la ocurrencia, sin que hasta ahora se haya avanzado ni un paso.
Fabra tuvo sentados en su despacho a dos ex directores generales de los gobiernos de Aznar, los mismos que no desdoblaron la N-340, los mismos que dejaron el Banco de España sin rehabilitar, los mismos que mantuvieron paralizadas las obras del edificio de Hacienda, los mismos a los que no se les ocurrió la necesidad de una nueva comisaría, los mismos que excluyeron a Castellón del AVE, y los mismos que no adjudicaron el proyecto e la nueva sede del Instituto Nacional de la Seguridad Social.
En todo casi, si la ciudad de Castellón ha progresado en las últimas décadas ha sido en gran parte gracias a las inversiones del Gobierno, desde el momento en el que a principios de la década de los noventa el entonces conseller socialista de Obras Públicas, Eugenio Burriel, y el ministro de Fomento, Josep Borrell, ejecutraron mediante un convenio la construcción de la circunvalación de Castellón, y el desdoblamiento de la avenida del Mar. Fue con Borrell también cuando comenzó a planificarse el soterramiento de las vías. Recientemente ha entrado en servicio la autovía del Puerto y está a punto de concluir el soterrameinto del río Seco. Este Gobierno desbloqueó y terminó el edificio de Hacienda, adjúdicó la remodelación del Banco de España y la nueva sede del Instututo Nacional de la Seguridad Social, el año próximo será realidad la comisaría, y en 2012 el AVE.
La Generalitat, por su parte, no puede presumir en el mismo sentido. La carretera de Benicàssim está aún sin hacer, el tranvía sólo está en obras y en un tramo ridículo entre la universidad y el paseo Ribalta, la carretera Nules-Benicàssim sigue sin desdoblarse entre Burriana y Almassora, el polígono Parc Castelló está envuelto en la polémica, no tenemos conservatorio, y entre centros educativos y centros de salud, la ciudad de Castellón acumula más de treinta solares dotaciones vacíos en espera de que la Generalitat se decida a invertir.
¿Por qué no invita Fabra a su despacho a los diputados autonómicos de su partido y les pasa una relación de las inversiones pendientes de la Generalitat, con el ruego de trasladarlo a las instancias que corresponda? Los Presupuestos de la Generalitat 2008 están a punto de conocerse. Hablaremos entonces.