El pasado jueves llegó una buena noticia desde la Comisión Europea: por primera vez el Corredor Mediterráneo está contemplado en la red transeuropea de ferrocarril.
El PP no hizo lo que estuvo en sus manos cuando en Europa se discutieron y aprobaron las Redes Transeuropeas de Transporte. La Comunidad Valenciana fue relegada entonces a una segunda categoría, cuando no ignorada directamente, en la formulación de los 30 proyectos de interés europeo prioritarios para el desarrollo de las redes transeuropeas de transporte durante la gestión de Aznar, Cascos, Loyola de Palacio, Zaplana (hasta junio de 2003), Camps (desde junio de 2003) y García Antón, así como de la “oficina-lobby” de la Comunitat Valenciana en Bruselas. Este hecho ha obligado a trabajar leal y conjuntamente desde el actual Gobierno para lograr una integración de primera de la Comunidad Valenciana en las RTE-T e incidir en su revisión.
Sin embargo el PP ahora guarda silencio. No se le ha escuchado a Francisco Camps congratularse de la noticia, ni felicitar al Gobierno por haber conseguido lo que su partido no logró. Y ni me imagino lo que habrían dicho si el resultado de las negociaciones hubiese sido el contrario.
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