No quisiera yo estar en el papel de coordinador del programa del PP que le toca desempeñar al candidato del PP por Castellón, Juan Costa, quien a estas alturas aún no sabe cómo resolver las referencias al trasvase del Ebro. En cualquier caso, Juan Costa debería aclarar en su calidad de responsable del programa electoral de su partido, cuál va a ser la postura definitiva del PP en torno al trasvase del Ebro. Resulta inaudito que a un mes de las elecciones el PP aún mantenga la indefinición sobre una cuestión de la que ha hecho bandera electoral desde que Rajoy perdió las elecciones en 2004.
Las discrepancias surgidas en el PP en torno a las políticas hídricas tienen su origen en la imposibilidad de justificar la viabilidad social, técnica, económica y medioambiental del trasvase del Ebro, tal como defiende el PSOE desde hace años, lo que llevó a los responsables del Gobierno de Zapatero a replantearse el Plan Hidrológico para evitar tensiones territoriales y desplegar el programa AGUA con el fin de garantizar recursos hídricos en el menor plazo posible.
Hoy, con las obras ya ejecutadas del programa AGUA y las que están en fase de ejecución, el trasvase del Ebro es más innecesario e injustificable que nunca, lo que alienta más si cabe las tensiones en el seno del PP sólo por puros intereses electorales, unos intereses partidistas que en el caso del PP valenciano se han sustentado sobre la gran falacia del trasvase del Ebro.
Hace sólo unos días Ricardo Costa, secretario general del PP-CV, juró y perjuró que el trasvase del Ebro aparecería de forma expresa en el programa electoral de Rajoy. Sólo unos días después el secretario general nacional del PP, Ángel Acebes, es incapaz ni siquiera de sentar en una misma mesa al presidente de la Generalitat valenciana, Francisco Camps, y al presidente del PP aragonés, Gustavo Alcalde.
Con estas desavenencias, entiendo que Juan Costa no aparezca por Castellón y deje la campaña en manos de Andrea Fabra y Carlos Murria, puesto que el tiempo para llevar al programa a imprenta se le echa encima sin que tenga idea de los términos que va a emplear en torno a los trasvases para causar el menor número de damnificados en su propio partido.
Estos hechos demuestran que el PP es el partido de la incoherencia, y le acusa de haber mantenido engañados a todos los valencianos durante los últimos cuatro años.
Las discrepancias surgidas en el PP en torno a las políticas hídricas tienen su origen en la imposibilidad de justificar la viabilidad social, técnica, económica y medioambiental del trasvase del Ebro, tal como defiende el PSOE desde hace años, lo que llevó a los responsables del Gobierno de Zapatero a replantearse el Plan Hidrológico para evitar tensiones territoriales y desplegar el programa AGUA con el fin de garantizar recursos hídricos en el menor plazo posible.
Hoy, con las obras ya ejecutadas del programa AGUA y las que están en fase de ejecución, el trasvase del Ebro es más innecesario e injustificable que nunca, lo que alienta más si cabe las tensiones en el seno del PP sólo por puros intereses electorales, unos intereses partidistas que en el caso del PP valenciano se han sustentado sobre la gran falacia del trasvase del Ebro.
Hace sólo unos días Ricardo Costa, secretario general del PP-CV, juró y perjuró que el trasvase del Ebro aparecería de forma expresa en el programa electoral de Rajoy. Sólo unos días después el secretario general nacional del PP, Ángel Acebes, es incapaz ni siquiera de sentar en una misma mesa al presidente de la Generalitat valenciana, Francisco Camps, y al presidente del PP aragonés, Gustavo Alcalde.
Con estas desavenencias, entiendo que Juan Costa no aparezca por Castellón y deje la campaña en manos de Andrea Fabra y Carlos Murria, puesto que el tiempo para llevar al programa a imprenta se le echa encima sin que tenga idea de los términos que va a emplear en torno a los trasvases para causar el menor número de damnificados en su propio partido.
Estos hechos demuestran que el PP es el partido de la incoherencia, y le acusa de haber mantenido engañados a todos los valencianos durante los últimos cuatro años.
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