dimarts, 25 de setembre del 2007

Discurso de apertura de las jornadas federales de Izquierda Socialista

Estimados compañeros:

Quiero agradeceros en primer lugar que hayáis elegido Valencia para la celebración de estas jornadas federales.

He de deciros que me siento cómoda, muy cómoda, en este foro, como no podía ser de otra forma en una persona que se siente de izquierdas y socialista.

Y mi deseo sincero es el de que vuestras reflexiones se oigan a lo largo y ancho de un País Valenciano en el que los socialistas nos estamos viendo en dificultades, como sabéis, para hacer frente a una especie de gobierno populista que desde la arrogancia, la manipulación y la demagogia, desprecia las necesidades más elementales de los ciudadanos, ejerce la tiranía de la mayoría, y se sostiene sobre la base del victimismo, la confrontación, el clientelismo, el enemigo externo, y la utilización partidista de instituciones y medios públicos de comunicación, con actitudes propias del mago Cipolla.

Sufrimos aquí un gobierno autonómico que no duda en fomentar los desencuentros políticos y sociales con tal de retroalimentarse, aunque para ello tenga que cuestionar grandes consensos en políticas tan sensibles como las de seguridad ciudadana, infraestructuras, educación, dependencia, vivienda o recursos hídricos.

Los valencianos tenemos un Gobierno aislado, enfrentado a Andalucía, Castilla-la Mancha, Cataluña, Aragón, Cantabria y al Gobierno de España por cuestiones de puro rédito demoscópico.

Tenemos unos gobernantes sobre los que planea constantemente la sospecha, y que dejarán como herencia unos servicios públicos agonizantes, un territorio destruido, y unas instituciones en bancarrota.

Justo por eso, son necesarias reflexiones colectivas como la que vosotros vais a realizar durante este fin de semana, en libertad, y desde la legitimidad de una corriente de opinión que si por algo se ha caracterizado desde tiempos de Gómez Llorente, es por su voluntad de sumar, de aportar y de enriquecer.

De aportar, en este caso, elementos de juicio para que los socialistas podamos prevenir las consecuencias de las nuevas formas que ha adoptado el liberalismo en las últimas tres décadas en un mundo para unos sin restricciones, y para otros con mil barreras.

No voy a profundizar sobre las alternativas a las nuevas ideologías liberales. De eso ya os vais a encargar vosotros.

Sí quiero agradeceros, en cambio, vuestra voluntad de alimentar debates, estimular conciencias, y nutrir argumentos en el seno de una organización política que, como los propios individuos, debe pensar no en sobrevivir, sino en crecer, formarse, desarrollarse y superarse.

No siempre ha sido así. La legitimidad de los puntos de vista distintos ha sido utilizada con demasiada frecuencia de forma interesada como plataforma de fuerzas suicidas y autodestructivas que surgen del deseo del poder por el poder, y de la ambición.

Si queremos afrontar los retos que plantea la sociedad requerimos de un instrumento imprescindible: una organización política robusta, edificada sobre las convicciones, los valores, la historia, el sentido común, la ética, la lealtad orgánica, la justicia, el respeto, y el deseo de un mundo mejor, pero también sobre el debate, la confrontación de ideas y el disentimiento.


Y eso es justo lo que yo, compañeros, quiero agradeceros. Que hayáis venido a Valencia a enriquecer el debate, a nutrir nuestros argumentos, y a proporcionarnos nuevas herramientas para dar a la sociedad lo que ésta espera de una organización política como la nuestra.

Estoy convencida de que en la próxima ocasión que tengamos de reunirnos, los socialistas valencianos habremos sabido dar una respuesta a las demandas de la sociedad, y habremos recobrado la confianza de los ciudadanos para dirigir esta Comunidad por la senda de la prosperidad, la modernidad, la justicia social, la tolerancia, la solidaridad, el respeto y la colaboración institucional.

Quedan abiertas las jornadas.

Gracias a todos. Bienvenidos a Valencia.



Valencia, 22 de septiembre de 2007